Nota: Traducción al español de “What we are up against” de Julia Steinberger. Traductor: Yaku Fernandez.
Capítulo 8. La influencia
Un objetivo esencial de estas organizaciones es reemplazar los conocimientos de la investigación universitaria por sus propios materiales, influyendo en aquellos que influyen, teniendo como objetivo preciado a los profesores y periodistas.
La táctica de las organizaciones que niegan el cambio climático para sustituir a los expertos universitarios en la esfera pública ha sido ampliamente documentada por académicos como Naomi Oreskes y Eric Conway (véase su libro «Merchants Of Doubt»). Esto se hace mediante muchas tácticas conocidas. Por ejemplo, los think tanks elaboran informes falsos, a menudo con un formato engañoso para que parezcan informes de fuentes legítimas, como el IPCC, con el fin de confundir a los responsables políticos y a los periodistas. Se presentan como falsos expertos, aparentando conocimientos de investigación relevantes donde no los tienen. Organizan conferencias y actos fraudulentos, presionan a los editores de los medios de comunicación para que den la misma cobertura a su falsa ciencia, etcétera, etcétera.
Lo que es menos conocido es que uno de los principales objetivos de Atlas Network es sustituir los conocimientos especializados de servicio público, del tipo que se financia con fondos públicos en universidades o institutos de investigación gubernamentales, por su propia marca de desinformación favorable a las empresas. Vale la pena repetirlo: Atlas Network y sus patrocinadores corporativos, están inmersos en una guerra total contra las universidades y la generación de conocimiento y comunicación de servicio público. Citando de nuevo al gran Jeremy Walker (el énfasis es mío):
“Así, el trabajo de los intelectuales libertarios (…) y de los políticos de dentro que intentan hacerse con los poderes de planificación política del Estado debe complementarse con un programa permanente de comunicación de masas para contrarrestar y minar las fuentes de los conjuntos de creencias «equivocadas» -universidades públicas, funcionarios públicos, emisoras públicas, institutos científicos públicos– y para engatusar, confundir o intimidar a la ciudadanía para que acepte su sumisión a un orden de mercado en el que todo el conocimiento, los bienes y los servicios públicos van a ser, a largo plazo, totalmente privatizados.“
La guerra de Atlas Network contra la información de servicio público (definida como cualquier información procedente de fuentes no financiadas directamente por la industria) debe entenderse como una parte fundamental de su guerra contra la democracia. La democracia, el autogobierno del pueblo, es imposible sin una base sólida de información sobre la que tomar decisiones. Al socavar y sustituir a los expertos de interés público en la esfera comunicativa, las organizaciones de Atlas Network pretenden privarnos de los cimientos sobre los que se asientan los procesos democráticos de toma de decisiones: una buena comprensión de la realidad misma.
Esto no quiere decir que los académicos, los locutores del sector público o los funcionarios sean universalmente correctos o irreprochables. Pueden ser parciales y equivocarse, lo cual es normal y cabe esperar. De hecho, cada think tank de Atlas Network cuenta con algún profesor universitario ideológicamente alineado (por alguna razón normalmente economistas o filósofos) para que forme parte de su consejo asesor y enseñe en su escuela de verano o máster ejecutivo. Sin embargo, a diferencia de los vendedores de aceite de serpiente pagados por la industria de Atlas Network, los expertos del sector público son responsables en última instancia ante el público: son públicamente, de forma transparente, responsables de sus errores, debido a sus funciones en el sector público.
Estas normas de responsabilidad no se aplican a los think tanks de Atlas Network. Su objetivo es inundar la zona de escoria pro-industria, pro-riqueza y anti-democrática, sin importar la realidad, hasta que cualquier posibilidad de toma de decisiones democrática basada en la realidad sea un sueño remoto. Y en muchos lugares, en muchas comunidades, ya lo han conseguido.
Capítulo 9. La implicancia.
Para contrarrestar tales actores centralizados y coordinados, el movimiento climático (así como todos los movimientos atacados por el neoliberalismo) deben cambiar radicalmente, tanto en orientación como en estrategia.
Conocí Atlas Network el año pasado, a pesar de haber participado activamente en movimientos por la justicia social prácticamente toda mi vida, y de haber intentado comprender toda mi vida por qué seguimos perdiendo (o, como mínimo, ganando con demasiada lentitud). No puedo expresar lo profundamente inquietante que es ser una investigadora universitaria, una experta internacional en ciencias sociales del clima, y reconocer tan recientemente, tan tarde en el juego, a lo que nos enfrentamos. Creo que la concienciación y los conocimientos aportados por la investigación reciente, citados en este ensayo, debería hacernos replantear cómo nos organizamos para contrarrestarlo. No soy una estratega política ni de comunicación, así que estas son solo algunas ideas para empezar. Este es el trabajo que debemos hacer, lo antes posible, juntos.
- Necesitamos comunicar sobre contra quienes nos enfrentamos. La generación de la protesta climática necesita ser consciente de que sus sociedades han fallado en reaccionar no porque la democracia sea incompatible con la justicia climática, sino porque nuestras democracias han sido atacadas por décadas por los mismos actores que destruyen el clima. Necesitamos difundir conciencia y conocimiento de Atlas Network, sus financistas y aliados, de tal manera que nuestros movimientos entiendan contra quienes realmente nos enfrentamos.
- Necesitamos investigar y rastrear a los actores afiliados a Atlas Network (asi como otras organizaciones del dinero negro). Este es un trabajo gigantesco y, a causa de la reciente atención pública, se está empezando a seguir sus pasos, al menos en internet. Si usted es un investigador, únase a Climate Social Science Network y empiece a colaborar reuniendo tanta información como sea posible de la red en la sombra de Atlas Network. Indague en los archivos de internet, solicite los registros de financiación y los registros formales de las organizaciones, y publique sus resultados.
- Necesitamos agruparnos como movimientos pro-democracia, pro-igualdad, pro-derechos humanos, pro-justicia social. Podríamos no tener total conciencia de cada uno de estos asuntos (o incluso no estar convencidos de su validez), pero estamos enfrentados al mismo enemigo central. Al menos a nivel estratégico, necesitamos compartir información sobre sus operaciones y ser estratégicos en definir la mejor manera de contrarrestarlos.
- Necesitamos contrarrestar la conquista neoliberal de nuestro mundo no problema por problema, sino a nivel estratégico. ¿Recuerda el capítulo 7 y las dos metas de la comunicación neoliberal? Debatir con ellos sobre el contenido es una estrategia perdedora en el largo plazo. Claro que deberíamos desacreditar sobre la base de lo factual, pero debemos enfocar la mayor parte de nuestra energía en el objetivo de la desinformación, el cual es la inacción colectiva, dejar el campo libre para el control de la industria y los billonarios. Ellos intentan detener la capacidad de acción de la democracia y necesitamos confrontarlos en ese campo, es ahí donde son más débiles.
- El movimiento de activismo, protesta y desobediencia civil no puede ser victorioso en este contexto. Esta es la más difícil de escribir, porque es donde muchos de nosotros hemos centrado nuestra energía durante décadas. No niego las enormes victorias de las protestas climáticas o de Extinction Rebellion a la hora de sacar a la palestra el tema de la emergencia climática, ni los éxitos de los movimientos Black Lives Matter y de liberación palestina (los más importantes de nuestro tiempo) a la hora de plantear la exigencia intransigente de libertad, emancipación y derechos humanos universales. Pero seamos realistas: décadas después de una crisis climática acelerada, con la supremacía blanca y el genocidio palestino triunfando, estos movimientos no están ganando. Mi argumento aquí es que esto se debe a que sus objetivos y tácticas no tuvieron (y siguen sin tener) en cuenta la toma deliberada de nuestras sociedades por parte de actores neoliberales, orquestada internacionalmente por Atlas Network. Lo terrible es que no somos ciudadanos de democracias que se dirigen a sus gobiernos para reparar injusticias. Si así fuera, habríamos ganado hace mucho tiempo. Somos personas privadas de derechos, enfrentadas a gobiernos tomados por actores de la industria, que aceptan la desigualdad y el sufrimiento como parte de su ideología y modelos de negocio. Por principio, nunca van a responder a quejas legítimas, propuestas constructivas o demandas democráticas de ningún tipo. La pregunta es: ¿qué podemos hacer para tener más posibilidades de funcionar?
- Hay que usar sus propias herramientas contra ellos, pero de manera más efectiva. Por supuesto, no tenemos los niveles de financiación de la multimillonaria Atlas Network, pero tenemos muchas ventajas: la realidad está de nuestro lado, así como los valores inmensamente populares de democracia y derechos para todos. Y tenemos capacidad de investigación, así como movimientos populares reales. Una cosa que tenemos que hacer es contrarrestarlos en su propio juego: produciendo artículos de opinión, cartas a periódicos, apariciones en televisión, materiales orientados al currículo de enseñanza, etcétera, etcétera. Tenemos que inundar la zona con buen material. Esto significa hacer las cosas de otra manera: formar a activistas y académicos para que se conviertan en excelentes y prolíficos comunicadores públicos, incluyendo la comprensión de las apariciones y los discursos más atractivos para las grandes masas de indecisos. Quizás signifique llevar traje y corbata, quizás signifique hablar con los lenguajes y valores de las diferentes clases sociales, e integrarlos plenamente en nuestros movimientos. Al fin y al cabo, si un puñado de estafadores neoliberales antidemocráticos pudieron conquistar el mundo con un aspecto impecable en la televisión, imagínense lo que podríamos hacer por una agenda pro-democrática de prosperidad para todos basada en la realidad con un corte de pelo más bonito y algo de ropa planchada. Todo esto está fuera de mi zona de confort (sobre todo lo del corte de pelo y la ropa planchada), pero es esencial. Y recordar comunicarse a nivel estratégico!
- Llevar la lucha más allá de las calles. No me malinterpreten: las protestas masivas, e incluso la desobediencia civil, son absolutamente necesarias para seguir impulsando la acción. Pero tenemos que llevar nuestros objetivos y mensajes a muchos otros ámbitos, y llevar la batalla contra la influencia neoliberal a las salas de reuniones, desde las deliberaciones municipales hasta los consejos de administración de las empresas. Por supuesto, esto es más fácil de decir que de hacer, y muchos argumentarán que hemos estado haciendo precisamente eso, con los activistas climáticos interrumpiendo las reuniones de accionistas y demás. Sin embargo, no hablo sólo de perturbación: Hablo de exponer y contrarrestar la agenda neoliberal allí donde se esté imponiendo, y de crear fuerza interna para resistirla. Somos tan fuertes como nuestra organización colectiva, y tenemos que insistir en nuestra capacidad de autoorganización, basada en un análisis realista, en cada una de las instituciones de nuestras sociedades.
- Comenzar a creer en las personas de nuevo. Sencillamente, la culpa no es nuestra, sino del éxito salvaje de las tácticas organizativas de unos pocos ideólogos destructivos y ricos. El estado y la trayectoria de nuestras sociedades actuales no reflejan las aspiraciones, el potencial ni los deseos de la inmensa mayoría de nuestros congéneres. Es cierto que la revolución neoliberal hizo todo lo que pudo para remodelar la humanidad a su imagen: aislada, egoísta, competitiva a ultranza. Pero el homo-neoliberal no es y nunca ha sido lo que realmente somos. Cada vez son más las investigaciones que demuestran que los humanos somos unos de los animales más cooperativos y comunicativos. Los estudiosos indígenas nos recuerdan que las sociedades humanas que crean culturas de equidad y estabilidad a largo plazo dentro de su entorno ambiental han existido durante milenios antes del capitalismo. Graeber y Wengrow, en «Dawn of Everything», demostraron claramente lo aptos que somos los humanos para inventar y reinventar los sistemas de gobernanza, lo capaces (incluso deseosos) que somos de acuerdos sociales democráticos y equitativos, aunque éstos siempre se vean amenazados por el acaparamiento de poder. Esto significa que la misantropía que a menudo se encuentra en la izquierda y en los círculos ecologistas es totalmente infundada y contraproducente. Es hora de proponer la visión del homo (¡o mejor, fémina!) oikologica, los seres humanos que se ocupan democráticamente unos de otros y de su entorno medioambiental (inspirándose en el concepto griego de oikos: hogar, economía y medio ambiente). Es momento de motivarnos a nosotros mismos y a nuestros congéneres humanos a creer en nuestra capacidad colectiva para cambiar las cosas, trabajar y velar por la prosperidad de los unos y los otros,y sacar de nuestra historia a los monstruos neoliberales que devoran nuestras sociedades.
- Convertir la ira y el conocimiento en revolución. Estamos tarde, tanto en lo que se refiere al triunfo de la economía neoliberal como al fascismo que la acompaña, la aceleración del irreversible cambio climático. La traición a la promesa y al potencial de nuestras sociedades es inmensa. Pero hay dos emociones que pueden dar energía incluso a los más deprimidos y derrotados: la ira y la esperanza. Nunca ha habido una razón más objetiva para la ira, al conocer estas nuevas pruebas sobre la destrucción de nuestras sociedades y nuestros mundos. Y nunca ha habido más razones objetivas para la esperanza, dadas las nuevas posibilidades de producción de energía alternativa, alejada de los combustibles fósiles, y de formas suficientes y eficientes de utilizarla. Quizás por primera vez en la historia, la prosperidad humana universal y ecológicamente segura está al alcance de la mano. Hay mucho por lo que enfadarse, y aún más por lo que luchar. Adelante.
Capítulo 10. La direccion.
La democracia, el temible enemigo del neoliberalismo, debe estar en el corazón de nuestra nueva dirección.
La mayor revelación de todo esto para mí fue que el neoliberalismo nació de un miedo fundamental a la democracia y del deseo de erradicarla. Los mercados como la organización jerárquica preferida de la sociedad eran secundarios a la necesidad de destruir la democracia. En la mente de Hayek, la democracia conduciría inmediatamente al debate y la organización colectivos, con el resultado de decisiones compartidas para realizar el potencial humano a través de la satisfacción de necesidades universales. Y para Hayek esto era inaceptable porque sería una imposición a los productores, los ricos propietarios del capital. Para Hayek, las demandas democráticas de satisfacción universal de las necesidades se traducen automáticamente en un autoritarismo estatal tiránico, en el que una burocracia sin rostro ni nombre impondría cuotas de producción y consumo, y se eliminaría todo tipo de libertad. Por supuesto, a nadie le gustan especialmente las burocracias estatales tiránicas (excepto, por supuesto, cuando resulta que mejoran y salvan tu vida a través de programas de bienestar, desde la educación a la sanidad o la vivienda, lo que ocurre con bastante frecuencia, a decir verdad). Pero Hayek se equivocaba: democracia no significa centralización y extralimitación tiránica del Estado. Al menos no automáticamente. La democracia, en el sentido fundamental del término, significa autoorganización y autodeterminación. Significa autonomía y emancipación. Significa que las personas se unen dentro de sus sociedades para mejorar sus condiciones y hacerlas más seguras. En resumen, la democracia es aquel proceso de toma de decisiones que organiza la ayuda mutua generalizada.
En lugar de las burocracias estatales centrales, sin rostro ni nombre, temidas por Hayek, podemos abogar por una democracia generalizada, en todas nuestras comunidades y economías. Parte de nuestro trabajo como ciudadanos debería consistir en organizar la vida de nuestras comunidades. En lugar de permitir que megacorporaciones anónimas y sin rostro tomen decisiones depredadoras y destructivas, deberíamos trabajar juntos y confiar los unos en los otros para elaborar mejores planes. Esto es válido para cualquier organización, pública o privada, y a cualquier escala. Disponemos de una gran variedad de estructuras y procesos democráticos a los que recurrir, desde asambleas ciudadanas hasta cooperativas de trabajadores y usuarios. Investigadores y profesionales han creado fantásticos conjuntos de herramientas que nos ayudan a comprender sus ventajas y desventajas. Deberíamos re-apropiarnos de nuestra capacidad para aprender y poner en práctica diversas formas de gobernanza democrática, aprendiendo tanto de los éxitos como de los errores. A medida que aprendamos a trabajar juntos y a crear estructuras diferentes a través de nuestra toma de decisiones, aprenderemos a amenazar a los grandes poderes neoliberales y su dominio en nuestras sociedades, incluida la captura y la corrupción de nuestros Estados.
La toma de decisiones democrática sólo puede darse bajo dos condiciones básicas. La primera es el respeto de las minorías vulnerables (de todo tipo, ya sean personas con discapacidad, indígenas, de género, laborales, migratorias, de edad, etc.) y de sus perspectivas y necesidades específicas. La segunda es el reconocimiento de la realidad científica. Este segundo significa que la toma de decisiones democrática debe ir siempre de la mano de la investigación y la información de servicio público. Esto no quiere decir que los científicos deban determinar las decisiones, sino que la investigación debe estar orientada a apoyar la deliberación y la toma de decisiones democráticas, y que los ciudadanos deben estar formados para comprender los ámbitos de validez de los resultados de la investigación. La consideración de los resultados científicos, junto con el fomento de una cultura del cuidado y el trabajo recíproco, es lo que permitirá que nuestras decisiones nos regresen a los límites planetarios, protegiendo al mismo tiempo a los más vulnerables de los daños que ya nos acechan.
Este ha sido un punto bastante técnico para terminar este ensayo y tristemente no ha sido corto, como lo prometido. Ha terminado siendo bastante largo. Espero que ayude e inspire a usted, a sus organizaciones, a virar la atención hacia los verdaderos monstruos que están quemando nuestro mundo, y cree una nueva democracia para construir sociedades mejores y más seguras.
Capítulo 11. Epílogo.
Aspectos importantes que merecen su propia atención.
Hay un puñado de cosas que no he mencionado en este ensayo y que merecen atención en relación al neoliberalismo y su influencia en nuestros sistemas políticos y económicos.
- El auge del fascismo. Los ideólogos neoliberales se alinean perfectamente con las brutales dictaduras de extrema derecha, como ejemplo, véase Pinochet. Pero también en las democracias, las políticas neoliberales contribuyen al ascenso, e incluso al triunfo, de los movimientos fascistas de extrema derecha. Como describe el gran Karl Polanyi en su épica historia económica «La Gran Transformación», el ascenso del nazismo se vio muy favorecido por la crisis económica y la inseguridad en Alemania tras la Primera Guerra Mundial. Las políticas neoliberales tienen un efecto muy parecido: hacen más pobres a los pobres y a la clase media, por supuesto, pero también fragilizan las redes de seguridad social, que al fin y al cabo es uno de sus principales objetivos. La inseguridad económica resultante y el estrés generalizado, algo que Ajay Singh Chaudhary caracteriza como «agotamiento«, crean un terreno fértil para el crecimiento del fascismo que se basa en proponer una solución fácil a un problema falso. Los resultados son fáciles de ver, desde Europa hasta América. Incluso el ascenso de los oligarcas y de Putin en Rusia se entiende mejor como el resultado histórico lógico de las duras políticas neoliberales impuestas por Occidente tras la caída de la Unión Soviética.
- Una crítica total a la democracia limitada. Este ensayo no entra en detalles sobre las limitaciones de la democracia liberal representativa, que son bastantes. Basta con decir que algo de democracia es mejor que nada, y que los movimientos populares siempre deben maximizar el uso de los medios democráticos. Sin embargo, necesitamos prácticas democráticas más amplias y profundas en todas nuestras sociedades, y especialmente necesitamos llevar la toma de decisiones democrática a nuestras economías, a las prácticas de producción y consumo.
- El estado autoritario, desde Arabia Saudí hasta China. Los temas tratados en este ensayo son más relevantes para la historia reciente de Europa, América y partes de Asia. En otras partes del mundo, donde predomina el autoritarismo estatal, la democracia no es sólo limitada, sino inexistente. Estas enormes zonas son también algunas de las más pobladas y ricas en combustibles fósiles del mundo. Cualquier tipo de programa en favor de la igualdad humana, la democracia y la acción por el clima debe tenerlas también muy en cuenta. En cierto modo, estos países, con sus empresas estatales de combustibles fósiles, son sorprendentemente compatibles con la visión neoliberal. En el caso de las industrias fósiles estatales, en los países ricos en combustibles fósiles, a menudo es la industria la que dirige al Estado, no al revés. Estos países pueden considerarse el caso extremo de la libertad de producción: sólo para los productores más grandes y más malos. Las empresas de combustibles fósiles y sus multimillonarios oligarcas no sufren bajo el gobierno autoritario del Estado: son el Estado. Claro, la libertad de mercado y la competencia están ausentes, pero ¿es eso realmente tan diferente de la era actual del neoliberalismo, dominada por unos pocos conglomerados masivos que son los más entusiastas a capturar la política estatal y eliminar la competencia? En cualquier caso, la consideración de los Estados autoritarios debe hacerse con cuidado y precisión. Una forma segura de fragilizar el poder de estos gobiernos es reducir drásticamente la dependencia de los combustibles fósiles y el consumo innecesario, así como aumentar la producción local de energías renovables y la capacidad de fabricación y reciclaje. Por tanto, en términos de uso de recursos o mitigación climática, no hay contradicción. En términos geopolíticos, impedir que estos países impongan la dependencia de los combustibles fósiles a África, su próximo botín identificado, requerirá una solidaridad masiva con los académicos y activistas africanos.
- Transhumanismo, aceleracionismo eficaz, largoplacismo y compañía. Los billonarios tecnológicos, junto a algunos colaboradores académicos, están elaborando una nueva ideología, permitiendo su difusión en los niveles más altos del gobierno y la industria. No soy una experta: Emile Torres, Alice Crary y otras más lo son. Esta ideología promueve el desarrollo de las tecnologías de la información por encima de cualquier interés humano. En su versión más extrema, esta ideología arguye que el desarrollo tecnológico, alimentado por el crecimiento económico, justifica la completa destrucción de la tierra ya que el progreso técnico de alguna manera va a expandirse hacia el espacio. La muerte de billones de seres humanos está justificada por un futuro de prosperidad espacial tecnológica. Así, la tecnología va a venir a reemplazar a los humanos ya que de acuerdo al transhumanismo, el destino de la humanidad no es una vida próspera y estable en la tierra, sino simplemente un peldaño hacia formas técnicas de inteligencia más avanzadas. Parece una locura, y así debe ser. Ningún astrofísico o biólogo serio, ni nadie en realidad, se lo tomaría en serio. El transhumanismo y el aceleracionismo eficaz pueden entenderse como un neoliberalismo con esteroides de Silicon Valley: toda la libertad, los recursos y el margen de acción para los productores tecnológicos, ninguno para la humanidad o incluso para la vida en la tierra. Es extremadamente peligroso, y debe ser estudiado y combatido como tal.
- Colonización y reconocimiento de la organización social y del conocimiento indígenas. El surgimiento del pensamiento económico, las estructuras y las fortunas que acompañan la formación del neoliberalismo, tienen sus raíces en la dominación y la explotación coloniales. El libro de Jeremy Walker «More heat than life” hace un gran trabajo al cubrir parte de esta historia, al igual que el trabajo de Jason Moore. Además, se podría decir que los Estados del bienestar que el neoliberalismo se propuso destruir sólo fueron posibles y se construyeron sobre el despojo colonial. Las prácticas coloniales de explotación e intercambio desigual, en términos humanos, ecológicos y económicos, continúan hasta nuestros días. La cuestión de qué tipo de organización geopolítica, económica y social desharía este crimen de siglos debería ser una preocupación central de las sociedades democráticas, así como la cuestión de prevenir el ascenso de imperios depredadores y violentos, ya estén dominados por Estados Unidos, Europa, Rusia o China. Las reparaciones por la opresión colonial y la centralización de los conocimientos indígenas serán elementos centrales aquí, pero este debate también requiere un tratamiento mucho más amplio.
- Planes de acción específicos para el clima, la biodiversidad, la igualdad y prosperidad. Como este texto se ha dedicado a trazar la historia de la oposición, no se ha dedicado mucho tiempo al mundo práctico por el cual debemos trabajar. En resumen, ahora disponemos de tecnologías que nos permitirían vivir bien dentro de los límites planetarios, pero sólo si invertimos nuestro trabajo en las formas más eficientes de utilizar los recursos (aislamiento térmico en las viviendas, electrodomésticos eficientes, transporte público y uso de bicicletas, dietas vegetarianas, etc.) y niveles de consumo suficientes. Suficiencia significa no tener privaciones, pero tampoco grandes excesos. Si orientamos nuestras economías y sociedades hacia esta dirección, podríamos alcanzar fácilmente, en un par de décadas o incluso menos, la prosperidad y, sí, la libertad, para todos, dentro de los límites planetarios, haciendo realidad lo que George Monbiot ha llamado «frugalidad privada y lujo público». Podríamos tener espacios vitales hermosos, exuberantes y seguros, menos horas de trabajo, más tiempo para la familia, los amigos y el cuidado de la comunidad, con mayor autonomía y emancipación. Esto es posible, y sin duda merece la pena trabajar por ello.
Ideas para reflexionar: Un comentario de Ben Kenward
Usted aboga por “formar activistas y académicos para ser excelentes y prolíficos comunicadores públicos, incluyendo la comprensión de las apariencias y los discursos más atractivos para las grandes masas de indecisos”. Estoy complementamente de acuerdo, pero creo que el estilo izquierdista de parte de su retórica (por ejemplo, las repetidas apelaciones a la “justicia social”) va fuerte y directamente contra ese objetivo.
La fabricación del consenso que usted elocuentemente describe ha sido tan efectiva que la izquierda radical ha sido, con respecto a los plazos pertinentes, permanentemente desacreditada en las mentes de la mayoría de ciudadanos (véase por ejemplo el resultado en las recientes elecciones europeas). Simplemente no podemos crear el movimiento, que usted y yo apreciamos necesario, usando esa retórica.
Esto sería un lloriqueo inutil sin una propuesta de solución. Sugiero que, en lugar de la vieja retórica izquierdista contra la elite humana, utilicemos la retórica contra lo no-humano. La gente busca en el lugar equivocado entidades inteligentes no humanas con objetivos antihumanos. Es una idea que la gente asocia a la IA del futuro o a los extraterrestres, pero de hecho ya tenemos exactamente esas cosas: son las corporaciones. Véase este artículo y por ejemplo esta conferencia del experto en IA Stuart Russell en la que habla de las corporaciones que funcionan como máquinas y utiliza la frase “las corporaciones de combustibles fósiles han superado a la raza humana.”
Esto es una retórica izquierdista no tradicional que puede sin embargo alcanzar la mayoría de los objetivos del movimiento de justicia social por medio de crear una amplia solidaridad humana. Por favor, considere tomar esta retorica ————Ben Kenward.
Principales referencias (utilizadas a lo largo del artículo)
Wendy Brown (2019). In the ruins of neoliberalism: The rise of antidemocratic politics in the West. Columbia University Press.
Jeremy Walker. “More Heat than Life: The Tangled Roots of Ecology, Energy, and Economics”. 2020. Springer. https://link.springer.com/book/10.1007/978-981-15-3936-7
Amy Westervelt’s Drilled Podcast https://drilled.media/podcasts/drilled
George Monbiot and Peter Hutchison (2024) “The Invisible Doctrine”
No he leído los siguientes textos pero Céline Keller me advierte que debería:
Quinn Slobodian (2018). Globalists: The end of empire and the birth of neoliberalism. Harvard University Press. https://www.degruyter.com/document/doi/10.4159/9780674919808/html
Quinn Slobodian (2023). Crack-up capitalism: Market radicals and the dream of a world without democracy. Random House. https://us.macmillan.com/books/9781250753892/crackupcapitalism